La combinación de movimientos que requieren velocidad, fuerza, agilidad y coordinación nos permite usar nuestro cuerpo en su máximo potencial, mejora nuestro desempeño físico y reduce el riesgo de lesiones.
Involucrar entrenamientos de fuerza en nuestra rutina nos permite no sólo incrementar la potencia muscular (cuánto podemos levantar) sino ayuda a incrementar tejido muscular y densidad ósea, fortalece tendones y ligamentos y retrasa el proceso de envejecimiento.
Cada clase está diseñada para combinar elementos que mejoran, no sólo nuestra capacidad de movilidad y fuerza, sino incrementan nuestra capacidad respiratoria y contribuyen a nuestra salud cardiovascular.